sábado, 24 de junio de 2017

Quiero entender el cerebro (y solo el cerebro)

Estamos en el siglo del cerebro. Eso dicen. Y para corroborarlo, la cantidad de dinero que se ha ido poniendo sobre la mesa para poder investigar el mismo. El proyecto Brain de la administración Obama (que imagino que Trump suspenderá, visto que estudia algo que él no tiene) o el Human Brain Proyect en Europa son ejemplos de que hemos empezado una carrera tremenda para entender el cerebro. Como decía un antiguo profesor mio, "una carrera que terminará cuando podamos crear un cerebro". Sólo una vez replicado, podemos decir que lo entendemos.

En serio Barack. Te echo de menos. Le has puesto mucho cerebro al asunto en tu mandato (el chiste es malo, pero peor es el de la postdata, aviso).

Un físico muy relevante, Michio Kaku (El futuro de nuestra muente, 2014) comparó lo que el telescopio supuso para la astronomía con lo que la neuroimagen ha supuesto para el cerebro. Con el telescopio pudimos ver las estrellas, y empezamos a entender el espacio y ver muy, muy lejos. Con la neuroimagen hemos podido ver el cerebro funcionando (aunque queda mucho para interpretarlo todo)  y ha dejado de ser una caja negra. Y el mundo ha empezado a cerebralizarse. Muchas explicaciones que se daban antes sin el cerebro (me refiero en la explicación, no sin cerebro en la persona que explica), ahora se están re-explicando atendiendo a conocimientos del cerebro. Muchos diagnósticos se están neuropsicologizando, al ser tan poco específicos. Es lo que tiene la ciencia. Avanza para ser más explicativa (esa es la idea, ¿no?).

Ojo, que avanzar en ciertas carreteras no es precisamente ir en línea recta...

Y ese es el objetivo que algunos perseguimos. Entender el cerebro. Y en muchos casos el cerebro en la normalidad (no pocas veces he dicho que lo poco que se sobre neuropsicología infantil lo aprendí valorando niños sanos precisamente). Pero sin embargo, querer entender solamente el cerebro es el  primer error que cometemos. ¿Quieres entender el cerebro sin entender...

... como ha llegado el cerebro a ser cómo es?
Es casi como una búsqueda detectivesca. Ir mirando las huellas que no ha podido borrar el tiempo. Ir midiendo cráneos de diferentes especies para comprobar como el cerebro fue cambiando a lo largo de la evolución. Si el cerebro es como es hoy en día, es por su historia evolutiva. Algunos como David Linden (el cerebro accidental, 2010) dicen claramente que precisamente por eso el cerebro es una chapuza. Una chapuza porque tiene sistemas repetidos, como si dijéramos. Tres supuestos tipos de cerebro (reptiliano, emocional y el neocortex) que corresponden a la suma evolutiva del mismo, donde se han ido superponiendo cualidades. Tal vez por eso podemos decir algunas ideas como que nuestro cerebro toma decisiones antes de que seamos conscientes de ellas. Y que además tengamos esa manía de decir que "claramente la hemos tomado nosotros". Es difícil tratar de entender el cerebro sin entender su historia.




Y por eso Linden lo considera como una bola de helados. Superpuesto. Y en cierto modo chapucero. Funcionando muy bien para las cositas tan malas que arrastra de esta duplicación de sistemas.

Y se buscan causas del potencial que el cerebro humano ha tenido en comparación con otras especies. Motivos por los cuales ha podido alcanzar el desarrollo que tiene en nuestra especie. Por ejemplo, Susana Herculano (Charla TED) señala como algo tan poco intuitivo como la habilidad de cocinar puede haber hecho que tengamos el cerebro que tengamos. Esto es, cuando el ser humano empezó a cocinar, logro una serie de alimentos más fácilmente digeribles, dejando una energía sobrante que pudo aprovechar el cerebro para desarrollarse. No es vano, mientras que otras especies (como el chimpance) están masticando casi el 60% del día y deben comer cantidades increíbles de hojas y hierbas (creo recordar que casi cinco kilos diarios), nosotros nos alimentamos de forma más eficiente y rápida.  Claro que pare cocinar, se debían usar herramientas y para ello tener una cognición superior que también consumía más energía... ¿que fue antes? (literalmente extraído de una conversación de barra de bar).

Incluso puede ser relevante esa idea de porque tenemos cerebro. Que según indica Rodolfo Llinás (El cerebro y el mito del yo, 2003) se relaciona directamente con la movilidad. Dado que nos movemos, necesitamos un cerebro que organice ese movimiento (sino, podemos decírselo a la ascidiacea (tunicado) que tiene un protosistema nervioso central durante la primera parte de su vida donde se mueve, y que autodigiere cuando en la segunda parte de su vida, se ancla y deja de moverse). O podemos decir que tenemos un cerebro porque tenemos un cuerpo, como indica Damasio. Y su representación, para su control, es lo que hace necesario un sistema central que represente todo el cuerpo, y de ahí una teoría, la del marcador somático... que viene en otro punto

Os digo la verdad, nunca he visto una ascidiacea, pero se ve que en su periodo larvario tiene un tubo neural, se mueve y buscar su rinconcito. Cuando es adulto no lo tiene y no se mueve. Es el argumento que indica Llinás.

Es difícil saber toda la historia de cómo llegamos a tener un cerebro. Nuestra evolución esta plagada de posibles opciones que lo llevaron hasta lo que es hoy en día. Pero no bastaría solo con conocer eso. ¿Cómo vamos a entender el cerebro sin entender que...

...el cerebro cayó dentro de un mundo?
Y es que realmente nuestro cerebro depende del entorno. Cuando un bebe nace es, literalmente, pura potencialidad. Es decir, no está acabado. Es algo evidente. ¿qué necesita para estar "acabado"?. Un entorno que pula la gran cantidad de conexiones sinápticas que trae de serie. Lo que se conoce como poda sinaptica. Y quien lo pule es el mundo que le rodea, reforzando o eliminando aquellas conexiones que se usan o no. Pongamos ejemplos.

Supongo que la idea es esta. Se forma todo el entramado, excesivamente amplio, y luego lo pule el entorno para que eso maximice la posibilidad de una adaptación correcta al entorno.

Por ejemplo, en la comprensión auditiva de lenguaje, Patricia Kulh (charla TED) nos habla del motivo por el cual nos cuesta tanto entender otro idioma cuando somos mayores (la pronunciación), y es que el área de Wernicke, sobre los 8 meses empieza a seleccionar que amplitudes de onda son habituales y cuales no, se va amoldando a lo que oye, y eliminando lo que no. Si en ese momento, estas en un entorno con dos idiomas (pongamos chino y sueco), sus entonaciones y pronunciaciones formaran parte de tu cerebro. Al menos de manera diferente a si tienes que aprender el sueco con 30 años.

Caes dentro de un mundo con cultura, y esa cultura modifica el cerebro. Ojo, no estructuralemente (no se trata de que en una cultura haya o no lóbulo frontal, o lóbulo temporal), sino que lo que se modifica es el cableado. Es como cuando uno es taxista y resulta que tiene el hipocampo más grande (como dice Maguire) porque este se dedica moverse por la ciudad día a tras dia buscando rutas, y el hipocampo juega un papel en la memoria especial.

Pero no es solo la cultura, que es nuestra forma en cierto modo de transmitir lo que hemos aprendido (o del cerebro para no perder lo que el resto de generaciones aprendieron, quien sabe). Sino que dependemos del propio mundo. Francisco Mora habla en su libro "¿cómo funciona el cerebro?" (2005) de algo que puede pasar por una simple curiosidad: ¿Que pasaría con nuestro ciclo vigilia sueño si en vez en la tierra (24 horas en total) hubiéramos nacido neptuno (16,1 hora en total)?. Pues parece ser que sería diferente, nos habríamos adaptado a él. Eso se puede desprender precisamente de la rigidez que tenemos para cambiar ese ritmo (aunque nos metan en una cueva y traten de crear las condiciones de ese ciclo), ni en cuanto al sueño ni en cuanto a la temperatura propia (que suele ser más alta durante el día. Como decía Francisco Mora en el mismo libro "Somos hijos de la tierra y de su historia biológica". Nosotros y nuestro cerebro (si es podemos separar esos dos conceptos).

Bueno, toca dormir en la estación espacial internacional... ¿pero cuando? ¿pasará como en gran hermano que terminan más tiempo despiertos que de día?. En este contexto se intenta adaptar en el entorno a los ritmos circadianos terrestres.


El mundo social y físico dan forma a nuestro cerebro. Como decía, tal vez no a nivel estructural grande, pero si a nivel de conectividad y de funcionamiento. Pero tampoco es lo único. ¿Cómo puede querer entender el cerebro sin entender que...

...el cerebro esta dentro de un cuerpo?
Y es así, nuestro cuerpo es a quien representa ese cerebro en diferentes zonas, a quien vigila y cuyas funciones rige el mismo, en la mayor parte de los casos de forma inconsciente. Sin esos sistemas sensoriales que son los que mandan la información del exterior al propio cerebro, y que pueden enviar muchas informaciones diferentes (pregúntale a un daltónico) del mismo (supuesto) estímulo. 

pero sobretodo, no podemos entender el cerebro si nos quedamos solo con el mismo y su proceso de toma de decisiones. Al menos, eso es lo que indica Damasio cuando habla del marcador somático. Como nuestro cerebro se desarrolla junto con el cuerpo, y que sus sensaciones marcan las decisiones que son más adecuadas o no. Es difícil entender por tanto, un cerebro fuera de su cuerpo, pues sin el (al menos cuando la información no fluye) tiende a tomar decisiones muy desajustadas con el medio. 


Se habla mucho de que el trasplante de cabeza ya está aquí. Bien, si el cerebro es uno con el cuerpo y es como es con el cuerpo... ¿cómo le sentará que le pongan en otro cuerpo?. ¿Al carajo la función ejecutiva "hot"?. Si esto llega a ser posible algún día (que lo dudo bastante, sinceramente), será la primera pregunta que me haga.

Tal vez está sea una de esas bazas que obligan a considerar que es imposible considerar la mente como algo diferente del cuerpo (así lo indicaba en el error de descartes). Sino que es algo único. Unido al cuerpo. Unido al mundo en el que se desarrollo ese cuerpo. Y unido a su vez, a la historia que guió (de forma accidental) a ese cuerpo (y cerebro) hacía donde ha llegado a "ser".

Tal vez por eso será un tremendo error el título de este post. Porque para entender el cerebro. necesitamos entender muchas cosas más que el propio cerebro. No podemos reproducir el cerebro en una caja. Hay muchas más cosas. Y aquí que cada uno añada todas aquellas cosas que le parecen relevantes, pues hay muchas más de las que he escrito en este post. Por eso es tan difícil.


PD: Lo dicho, para entender el cerebro, y por extensión, la mente, necesitamos muchas disciplinas que avanzan a día de hoy por caminos paralelos.

PD2: ¿Qué hace una abeja en el gimnasio?.... Zumba. (así a bote pronto, por salir del tema, para que cuando volvamos a él, nos salgan solas las respuestas).

No hay comentarios: