domingo, 25 de noviembre de 2018

Un día en la SEN: En guerra contra el Alzheimer

Este fin de semana ha sido el congreso de la Sociedad Española de Neurología. Nunca había tenido la suerte de ir, pese a la insistencia de muchos compañeros y compañeras de la neuropsicología que me habían dicho lo espectacular e interesante que era. Pero simplemente, este año lo tenía al lado de casa (literal), así que no tenía excusa. Y bueno, para los que ya lo conocéis no será nuevo lo que digo, pero para los que no, realmente decir que es un congreso espectacular se queda muy corto. Seguramente tenga sus peros y los veré con perspectiva conforme siga asistiendo a más y más congresos de este nivel, pero realmente fue una maravilla. Y encima, con la fortuna de contar con una sección de neuropsicología, trabajo de muchos neuropsicólogos que han luchado por ella y por la que muchos otros van a luchar en un futuro (algo que hay agradecer y mucho como disciplina). Así que, al estar representados, había mucho de interesante para mi en lo profesional.

Siempre he comentado que el mayor problema de muchos congresos es que cuesta a veces sacarle utilidad a lo que a uno se le expone, y eso es algo multifactorial claro. Depende de que la temática le encaje, el ponente le llegue, uno se encuentre también entonado para establecer relaciones. Y la verdad es que en este congreso ha habido muchas ponencias que a mi me han llegado (y muchas que me he perdido). Podría hablar de aspectos de la cognición social que me encantaron explicados por Natividad Pardo o la impresionante ponencia de Juan Álvarez Carriles (al que ya digo, aprovechéis para ver cada vez que podáis porque es impresionante). Pero si una ponencia conecto conmigo de principio a fin, fue la que hablaba de investigaciones en Alzheimer, realizada por el Dr. Jorge Sepulcre (ni más ni menos).

Uno de los momentos de la ponencia sobre la que voy a escribir.


¿Por qué?. Pues porque justo enlazó todo lo que yo había estudiado en mi tesis doctoral sobre Alzheimer hace dos años con lo que se está haciendo ahora. Conectó el punto en el que yo me había quedado con lo que se está haciendo ahora e investigando. Y supongo que esa es la magia de sentarte a escuchar a alguien de tanto nivel, que te engancha de la mano en el punto en el que esté tu conocimiento sobre un tema y te invita a llegar a mismo borde del conocimiento para que puedas realizarte con él las mismas preguntas que toda la comunidad científica se realiza. Y si puedes, de paso, aportar otro pequeño trecho del camino. Sin embargo, precisamente por la dificultad de este camino, me merece la pena procesar un poco esa ponencia y contaros lo que yo he entendido y cómo lo he entendido. Así que vamos.

El enemigo de todos

El mundo científico está en pie de guerra contra el Alzheimer. No tengo claro si podríamos considerar que no ha habido enfermedad que haya generado tanta y tanta investigación en torno a ella en la historia de la humanidad. Y es cierto que tiene un doble problema. Ataca a algo que aún no entendemos del todo bien (cerebro) y lo ataca de una forma que aún no entendemos del todo bien. La cifra que dio el Dr. Sepulcre de artículos que se publicado en relación con el Alzheimer es brutal, en especial si se compara con el avance que se ha tenido en el tratamiento de la enfermedad. No es que vayamos mal, pero si tal vez, más lentos de lo que debería ser para tanto esfuerzo que se está poniendo.

En el puzzle del Alzheimer hay muchas piezas que aún no sabemos como encajan

Y eso es un poco lo que planteaba en el inicio de la ponencia, tal vez haya que ir respondiendo a ciertas preguntas, y profundizado un poco más en entender esos mecanismos para poder señalar que debemos de tocar para vencer a esta enfermedad, que amenaza de manera clara a nuestra organización social, en gran parte por el tremendo envejecimiento poblacional y el aumento general de la longevidad en los países "desarrollados". Es evidente que hay muchas cosas que ya sabemos de este enemigo.

Uno de los puntos que se suele citar en el avance de la enfermedad son los estadios de Braak and Braak. El estudio la patología anatómica de referencia (la proteina beta amiloide) que realizaron nos dio lugar a entender el proceso que sigue su acumulación en el cerebro provocando mayor deterioro cognitivo cuando más acumulación existe (añado que este es un poco relativo por la reserva cognitiva y la modulación de la expresión clínica de ese daño acumulativo, tal como señala Kaztman en 1989 (aquí). Os dejo esté artículo de Cristobal Carnero-Pardo, que también asistió a este congreso, que ilumino mis primeros pasos en este campo (AQUI).

El gráfico que todos conocemos que señala el avance de la patología en la enfermedad de Alzheimer.

Pero claro, la pregunta subsiguiente es, ¿Por qué esas zonas y por qué ese orden?. El estudio de Braak and Braak era, seguramente lo mejor que se podía hacer en ese momento con esas herramientas, a nivel histológico y post-morten.  Pero claro, la ciencia en general, y la neuroimagen en particular permitieron obtener una medida en vivo a través de una serie de compuestos que permitían marcar esa proteína Amiloide  y la Tau en un cerebro de una persona viva, y ver su progresión, y asociarla con el deterioro cognitivo que iba apareciendo. Algo así sin duda también tiene que ver con el papel de la neuropsicología como disciplina. Así que, en ese punto de estudiar con los PIB-PET o el Florbetapir (Una serie de compuestos que marcan el amiloide del cerebro en vivo) me quedé. Y el Dr. Sepulcre nos contó cómo están utilizando esas técnicas y similares para entender el Alzheimer.

Tender una emboscada

Partiendo un poco de esa base que adquirí durante mi tesis a base de leer artículos que se iban alejando de la misma, pude tratar de intentar sacar la idea general de la ponencia si bien a nivel técnico quedo muy por detrás como para entrar a dar un explicación. Pero supongo que bastará. Como decía, el poder analizar tanto la acumulación de PIB y de la TAU en el cerebro de una persona durante su evolución permitía tratar de responder a una serie de preguntas de una forma algo más afinada a lo que lo hacían los estudios previos. La pregunta como ya decía tenía que ver un poco con señalar que zonas del cerebro son las que de manera simultánea comienzan a presentar una acumulación de estas proteínas, y cuales parecen ser las que se relacionan con la aparición en otras zonas diferentes. 

Parece que el sentido inicial es delimitar el camino exacto que sigue la acumulación progresiva de patología en el cerebro y tratar de ver todas las conexiones entre esas apariciones, tanto espacialmente (donde) como temporalmente (cuando). Y con complicados algoritmos, técnicas que nos son complejas de entender a veces y muchas imágenes con colores, parece que se quiere saber algo tan simple como el camino que tiene pensado recorrer nuestro enemigo numero uno y, una vez conocido, buscar el mejor sitio o momento para plantarle una emboscada y detenerlo. Se ha hecho en las guerras de la historia en general, y se está haciendo en esta guerra en particular.

Nunca mejor dicho que en este caso, el conocimiento es poder. Entender todo el proceso y relaciones nos puede llevar a saber donde atacar a la enfermedad que nos ataca.

Así que los estudios que está llevando el Dr. Sepulcre en Harvard siguen esta línea.  Os indico algunos artículos de referencia de este autor, como por ejemplo los que tratan de definir ese patrón de progresión de la proteína Tau (aqui o aquí) u otros que indican la relación entre conectividad en diferentes redes en función de estas acumulaciones (aqui o aquí). Hay mucho que leer sobre el tema, pero escuchar a una persona pionera ordenando toda esta información, simplemente no tiene precio. 

Dicho esto, ¿Cómo podemos plantear tender esa emboscada?. Bueno, alguna idea también fue planteada durante la ponencia.

Tendiendo puentes

Así pues, este intento (y los muchos que hay) para conocer está enfermedad en toda su complejidad, siempre van a orientados a buscar alguna manera de vencerla. Lo interesante es que el Dr. Sepulcre nos había presentado una mejor forma de comprender la evolución de la enfermedad, pero con intención de que este conocimiento se fusione con otros ya existentes, como por ejemplo, la genética.

Y es un poco eso, nos encontramos en una época muy interesante por la velocidad a la que avanzan las técnicas y conocimientos, y una época con una gran "resonancia" (adoro este término), por decirlo de alguna manera, en la que una mejora de una técnica en un punto del conocimiento puede sacudir a otros muy lejanos. En este caso, el saber unificar conocimientos permite dar una descripción más global del problema que tenemos delante y hacer emerger posibles vías de actuación. Concrétamente, la idea analizar esa progresión de acumulación de las anomalías patológicas (espacio-temporalmente) desde el punto de vista de los genes que tienen relación con esas estructuras cerebrales, llevaba al Dr.  Sepulcre a plantear ciertos perfiles genéticos en el desarrollo de Alzheimer (la referencia la tenéis AQUÍ).

Si os fijáis en el artículo, este fue publicado en octubre de 2018. Que el autor de un artículo tan reciente se ponga delante de ti a explicartelo, como digo, no tiene precio. 

Así pues, podemos decir que en este punto se encuentra la investigación para tratar de desarrollar una forma de vencer a esta enfermedad. A veces, no deja de seguir la lógica más pura y simple, es de "conoce a tu enemigo". Pero como decía esa es la dificultad, la dificultad también que tenemos actualmente para conocer el propio campo de batalla, el cerebro en si. Tal vez la solución para derrotar a esta enfermedad venga del camino emprendido por estos grupos de investigación, o tal vez venga de otros estudios básicos que parezcan tener nada que ver con el Alzheimer. O, lo más lógico, de la fusión de informaciones. Incluso el plantear esos diferentes perfiles genéticos puede llevar a hablar de diferentes fenotipos, expresiones de la enfermedad y ayudar también a poner un poco de orden en el caso que a veces se tiene en el diagnóstico de la enfermedad y la delimitación de las alteraciones cognitivas. Tal vez no se trate de un solo enemigo contra el que peleamos.

Sea como sea, lo importante es tener acceso a toda esta información tan cerca, como nos lo ha permitido tener la reunión anual de la SEN. No hay que descartar que, tal vez, alguna de las personas o grupos de investigación que den con la clave estuviera sentado en esa sala escuchando al Dr. Sepulcre y cogiendo esa "inspiración" que generan personas que transmiten así. Lo único que tengo seguro, es que en unas cuantas casas, de cada manzana, de cada barrio dentro  las ciudades, que componen cada país de este mundo, están esperando que demos con la clave cuantos antes. Esa es la magnitud del problema

PD: en general, me ha encantado la SEN. 

PD2: Como decía, hay gente que inspira, y había bastante por los pasillos de esa reunión. 

PD3: que conste en acta que esta es mi forma de explicar ese proceso, o al menos el como yo la he comprendido, tal vez con un lenguaje muy básico, pero con la idea de ejemplificar un proceso de investigación que está ocurriendo ahora mismo, en nuestro días, y que tal vez deje una huella muy perdurable en días venideros. 

PD4: a veces en la ciencia, y en la vida, hay dos caminos que van casi en paralelo y que de repente se cruzan para multiplicarse. Supongo que se trata de la sinergia que debemos buscar en la ciencia (y en las disciplinas sanitarias), y también, en las personas que nos rodean. 

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