lunes, 24 de febrero de 2014

Neurociencia y Derecho (y algo de religión)

- No, no, no, no tienes razón - Negaba mi compañero mientras movía la cabeza de lado a lado como si le hubieran dado cuerda -. No se puede cuestionar el libre albedrío, eso es una tontería - Sentenció.

- Bueno, no lo digo yo, es lo que he leído - Dije, buscando la mirada del resto de mis compañeros presentes en la sala. Había tratado de expresar las ideas que había leído a David  Eagleman, pero parece que no había sido capaz. No logre sacar opinión alguna, sólo un par de miradas de carnero.

- Es que no, Dios nos dio libre Albedrío y eso no se cuestiona -.  Volvió a repetir, como si el decir varias veces lo mismo le diera más razón. Supuse que esa sería la reacción de casi cualquiera cuando le dijeran que en cierto modo, según Eagleman, uno no era del todo culpable de sus actos. Y que seguramente, sus actos no eran tan suyos como creía. No. Tenía que aprender a explicarlo mejor.

El cerebro Según Eagleman

     No se donde leí  hace mucho que Darwin nos había liberado de Dios (con su teoría de la evolución y su contradicción a la creación bíblica) y que Freud nos había liberado de nosotros mismos al hablar de la existencia de un inconsciente que no controlamos. Y que permanece por debajo de nuestro foco de conciencia.

     David Eagleman hace referencia a esa idea, a la idea de que nuestro cerebro está plagado de automatismos, de mecanismos inconscientes que toman las decisiones en función del entorno, siendo relativamente ajenos a nuestra conciencia, y que está considera como suyos (muchas veces explicados a posteriori). La idea que incluye en este caso, es que no hay un mecanismo superior que controla a los demás, que no colaboran entre sí para tomar una decisión, sino que compiten. Es una lucha de contrarios.

      Los diferente sistemas del cerebro (repito: automáticos) toman una posición ante la situación que tenemos delante y compiten por ser los que desencadenen la respuesta. Por ejemplo, una competencia entre la emoción, lo más racional, lo que nos dice la memoria... Una serie de respuestas de las cuales sólo una será realizada. Y que la conciencia, que tiene la necesidad de darle sentido a todo, integra como nuestra decisión consciente. Como parte de nuestra biografía. No somos tan dueños de nosotros mismos (según Eagleman).


¿Así es el cerebro?¿Tanto hay por debajo de la conciencia?


La ley que está por venir.

      Hasta aquí la crítica es clara. Parece imposible pensar que no seamos dueños de nuestros actos. Pero no podemos negar que nuestro cerebro tiene la manía de darle sentido a todo lo que ve. Pero de ser así, de no ser dueños de nosotros mismos... ¿Cómo se juzga un crimen?.

     Eagleman parte de la tesis de que en la actualidad tenemos un sistema legal donde existen atenuantes a la hora de juzgar. Por ejemplo, el alcohol es un atenuante, debido a que la persona que lo ha consumido se encuentra en un estado anormal de euforia, de desinhibición, un estado que no es el suyo normal. No es el mismo (otra discursión a parte, es porqué lo toma, pero sólo estoy relatando lo que dice Eagleman).

      Una persona diagnosticada de esquizofrenia, que en un brote psicótico ataca a varias personas, no va a la cárcel, sino que va a una institución mental. En ese momento, esa persona (su cerebro) no ha procesado los estímulos de la forma adecuada, y ha visto una amenaza donde no la había. Pero esa persona no era consciente de sus actos estaba en un estado alterado, posiblemente por un subidón dopaminérgico. 

¿Culpable?¿Quién? Si yo no he sido consciente de ello...

     Llegado a este punto Eagleman habla de una cosa con la que estoy totalmente de acuerdo. Aún no conocemos nuestro cerebro, y conforme van pasando los años vamos conociéndolo más. ¿Quién dice qué situaciones que ahora mismo se juzgan como normales y con un estado de conciencia correcto no se descubrirán como nuevas situaciones de estado alterado de conciencia?. El funcionamiento del cerebro  y la toma de decisiones aún es un misterio. 

         Y aquí es donde se mezcla la primera idea, la de los sistemas inconscientes con la idea del sistema legal. SI, como dice Eagleman, funcionamos a través de diferentes sistemas automáticos inalcanzables para la conciencia, y son ellos los que toman las decisiones, ¿cómo vamos a juzgar a una persona como consciente de sus actos?. ¿Cómo lo encerramos si él no ha tenido la culpa?.

       Eliminado ese libre albedrío, sabiendo que no se puede elegir, y que son nuestros sistemas inconscientes los que toman la decisión de matar, robar o sabe Dios el qué, la existencia del sistema penitenciario pierde sentido. El objetivo estaría en trabajar con esos sistemas automáticos para que en esa lucha de contrarios no prevalezca el disruptivo a nivel social.  En todos los casos, se trataría de rehabilitar. Esa es la idea de Eagleman. Repito que no es la mía.

        La idea, al menos a mí, me produce escalofríos. ¿Es la personalidad la forma en la que esos sistemas se suelen imponer? ¿Tropezamos siempre con la misma piedra porque nuestros sistemas inconscientes se imponen como quieren?. Yo no tengo la respuesta, evidentemente. Sólo que tras leer a Damasio y su idea de como naturalizar la conciencia para conocerla a fondo, no tengo argumentos para negar totalmente está hipótesis. Al menos, no argumentos que necesiten ser repetidos 20 veces para parecer que tienen sentido.

Un saludo.

PD: nunca lo pido, pero sobra decir que me encantaría que opinarais sobre esta teoría XD



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