martes, 29 de julio de 2014

El edadismo

- Estoy ya muy mayor - me dijo la mujer que tenía al lado - así que ya no estoy como estaba - me dijo mientras jugueteaba con el bolígrafo. Estábamos en un pequeño descanso del protocolo de investigación que le estaba pasando. Y como siempre pasaba con los alumnos del aula, comenzaban a contarme lo mayores que estaban y lo mal que tenían su memoria.
 
- Pues no se que decirte, hasta hora lo estas haciendo genial - le dije. Y era lo que siempre decía. No se trata de que fuera una mentira piadosa, sino que salvo contadas ocasiones, lo normal era ver gente cognitivamente excelente - en realidad, para tu edad es impresionante -.
 
- Eso se lo dirás a todas - dijo con el desparpajo que suelen tener todos los alumnos y alumnas - me vas a terminar por subir la autoestima-. Y supongo que tenía la obligación de hacerlo. Con unos 10 años más que la media de compañeros estaba haciendo las pruebas no sólo igual, sino que en algunos casos mejor.
 
- No, no, es en serio, estoy impresionado - le dije - ojala llegará yo así a tus años -. Tirando de frase echa, pero cierta.
 
- Bueno... llegarías sola - me contestó - y la gente te miraría como a un trasto viejo en muchas ocasiones - dijo con una sonrisa de amargura. Se que suena a tópico, pero si algo me gustaba de trabajar con personas mayores del aula de la experiencia era el hecho de poderme sentar a escucharlos, de conocer sus historias y de ver como percibían el mundo. Sin embargo, lo malo era ver como te respondían este tipo de cosas. Mientras que a otros colectivos parece que hay que defenderlos a muerte, el grupo de personas mayores está hecho a dejar que lo discriminen. Y la sociedad, también.
 
El edadismo
 
      Todos, si hay suerte, llegaremos a ser personas mayores. Y si a todos nos preguntan, indicaremos rápidamente que es lo que nos da miedo. "Arrugarme", "Perder la cabeza", "Vivir enfermo". Todo ello cosas que se relacionan de manera directa con el envejecer. El dolor, el aislamiento y la depresión. Sin embargo la mayoría de este tipo de ideas forman parte de un conjunto de prejuicios que nadie o casi nadie se cuestiona. Que tienen demasiado calado en la sociedad actual: Los viejos son enfermos y nos toca mantenerlos. Un gran error.
 
Un término desconocido este del "edadismo". Ni el corrector ortográfico lo reconoce.
 
     Hace ya bastante, en 1969, Butler acuñó el término Ageism, traducible al castellano como edadismo. Existen una seria de prejuicios y estereotipos hacia las personas mayores sólo por el hecho de ser mayores, e inclusive, se considera que es la tercera gran forma de discriminación social del mundo, detrás del racismo y del sexismo.
 
       El prejuicio es, al menos, una mezcla entre rigidez cognitiva (falta de flexibilidad para ver otras alternativas) y la capacidad de nuestro cerebro para extraer rápidamente generalizaciones  que nos permitan saber como actuar de una forma más "fácil" y "rápida". Así que, resumiendo, vemos a un abuelo enfermo, pensamos que todos están iguales, y rara vez nos planteamos que no sea el caso, por ello, quiero hacer una referencia a algunos de estos prejuicios, que la propia Sociedad Americana de Psicología ha tratado de corregir.
 
El envejecimiento saludable
 
       Como breve apunte antes de empezar, quiero recordar esa idea de que hay diferentes formas de envejecer (ya sólo con eso uno debería dejarse de prejuicios). Además, esa idea va acompañada de manera casi  directa con el estilo de vida y lo que cada uno decide hacer para afrontar esa etapa de la tercera edad. Es evidente que hay cambios y que algunos son negativos cuando se envejece, pero el impacto de estos depende de lo que hayamos hecho en nuestras vidas. Creo que ya he hablado mucho del concepto reserva cognitiva, así que seguramente lo conoceréis.
 
         La pregunta que queda siempre es si lo normal es envejecer con achaques o envejecer en plenitud, y la idea que se va postulando poco a poco, es que lo normal es al menos, envejecer sano. Que hay un componente genético, ya nos lo indican los estudios con centenarios y supercentenarios del doctor Perls, pero lo cierto es que más allá de ello, hay un componente ambiental. Si las cosas no se hacen bien, podemos encontrar ese prototipo de persona mayor que alimente nuestros prejuicios, pero no es la única forma de envejecer.
 
Prejuicios:
 
Las personas mayores son todas iguales
 
            La idea es simple: Todas las personas mayores, para los jóvenes son viejos. Supongo que lo mismo pasará también al revés. Y es que parece que aquél grupo al que no pertenecemos nos parece tremendamente diferente (y nosotros, dicho sea de paso, tremendamente especiales).  Pero lo cierto es que basta con sentarse con un puñado de personas de más de 65 para ver que hay de todo, de todo tipo de humor, de todo tipo de vivencias  y de todo tipo de actitudes.
 
A los que hayáis visto esta película, recordareis al entrañable abuelo, que comenzaba siendo el prototipo de arisco y que finalmente hacía cosas inesperadas para cualquier persona mayor.
 
De hecho, si se me apura, el grupo de personas mayores podría considerarse como un grupo mucho más diversos que el grupo de niños y jóvenes (todos con la misma gorra, todos con el mismo corte de pelo...). Nos encontramos ante personas como muchos años de vida, y con una acumulación tan tremenda de experiencias que ha ido puliéndolos hasta ser realmente genuinas. En serio, sentaros alguna vez a hablar con ellos. Se ve.
 
 
Suelen ser personas solitarias
 
                Considerar a las personas mayores como solitarias puede considerarse un error. Todos conocemos a la típica abuela que vive sola, o a el típico caso de aquella que aparece en su casa muerta sola. Esos son los casos que nos fijan esa idea de que las personas mayores están solas.
 
 
 
Existen multitud de grupo de actividades (ya no sólo universidades de mayores) como talleres municipales, viajes organizados y demás situaciones donde las personas mayores se unen. Ni Que decir tienen, muchas veces suelen jugar un papel importante en la crianza de los nietos (según Hannah Damasio, desde los inicios de la historia del hombre). No hay que confundir que haya gente que esté abandonada, o que haya perdido familia, con el hecho de que todos sean solitarios ermitaños que viven en montañas.
 
 
Tienen alteraciones cognitiva
 
       Este prejuicio toca más mi campo de acción, la neuropsicología. Sin duda, el cerebro a nivel biológico experimenta cambios con el envejecimiento, y sería difícil negar que esos cambios pueden tener una expresión en la función cognitiva. Pero de ahí, a llamarlo alteración, hay una enorme distancia.
 
      Con esto, los cambios que se pueden observar, afectan sin duda a la ejecución de pruebas neuropsicológicas, pero difícilmente, dentro de la normalidad, son cambios que tengan un importante impacto para el día a día. El problema es ver como a veces se mezclan lo que vemos en el envejecimiento normal con lo que vemos en una demencia. O el hecho de que estas últimas sean insidiosas y que pase un tiempo de quejas subjetivas hasta que recibe el diagnóstico, donde se achacan los problemas al sólo hecho de ser mayor. No todos, ni siempre, tienen alteraciones cognitivas.
 
Están deprimidas
 
               La idea de que estén deprimidas es una idea en cierto modo proyectada. Si yo, de repente fuera una persona mayor, con todo lo que conlleva (o creo que conlleva), de seguro estaría deprimido. Esta claro que existe un gran número de casos de depresión en las personas mayores, que es muy prevalente (en especial dentro de la institucionalización), pero no es cierto que sea mayor en otros colectivos.
 
¿Seguro que las personas mayores son las únicas con motivos para deprimirse?
 
              Según se considera, aquellos que viven en comunidad pueden presentar menos tasas de depresión que adultos más jóvenes. Otra cosa es que las causas de las depresiones sean diferentes, pero no parece cierto (ni justo) que haya que encasillarlos como una población deprimida.
 
Apenas pueden adaptarse a los cambios en sus condiciones
 
      El hecho de que haya cambios, no significa que estos tengan que ser mal llevados. Según la creencia popular, las personas mayores no son capaces de adaptarse. Y si no os lo creemos, a nivel de su día a día, hay evidencias de que sus cerebros cambian su activación según van haciéndose mayores, para "compensar" aquello que va fallando.
 
 
                Una vez hablado de estos detalles, creo que es importante eliminar esa idea de que las personas mayores son una carga, en especial a nivel social. El saber integrarlos es la clave de que nuestra sociedad se vuelva más humana, y desde luego, no integrarlos desde el punto de vista de un lastre, sino más bien, como gente que tiene mucho que aportar. Las universidades de mayores deberían ser más y cada vez más grandes. Puedo dar 40 argumentos a nivel cognitivo, emocional, de autoestima, funcional... pero al final, la gente que decide el reparto de recursos sólo que quedaría con una. Abuelo que está en la universidad de mayores, abuelo que no está en una sala de espera de un centro de salud. Y ni con eso parece que vayan a cambiar. Un saludo.
 

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