sábado, 19 de julio de 2014

Stop Your Brain! (si puedes)

- Yo no soy capaz de ver una película entera, de verdad - dije - siempre acabo dejándola a medias para hacer otra cosa-.  No se como nos lo habíamos apañado, pero estábamos 6 personas apiñadas en una mesa pequeñita en la terraza del bar, en la famosa cervecita después de un duro día de trabajo, ya atardeciendo. Había salido el tema de las películas, tema socorrido y habitual en casi cada conversación. ¿Veis?. En algunos momentos hasta los neuropsicólogos logramos no hablar del cerebro.

- Pues yo ese momento de sentarme a ver una película me gusta - me dijo la persona que tenía justo delante de la mesa.

- Pues yo no puedo, necesito estar haciendo alguna cosa- contrapuse. No hacía mucho rato había hablado con una de las compañeras lo "mal" que lo pasábamos en vacaciones, por la necesidad de seguir leyendo o haciendo cosas del trabajo. Una sonrisa divertida emergió en mi interlocutor.

- Pero si ya estas haciendo algo - me dijo con toda la razón- estas viendo una película -. Y tenía razón, pero no me costó mucho irme a un ejemplo de que a me refería.

- Pues yo viendo 8 apellidos Vascos en mi casa (película que le ha gustado a todo el mundo estos últimos meses) terminé limpiando las ventanas - dije ante la sorpresa de algunos integrantes del grupo - a veces incluso me pongo a tender mientras las veo -. Resumiendo, que me costaba mucho estar parado con algo que fuera "pasivo" o algo donde yo no pudiera "actuar" sobre el medio. Puede que el umbral de cada persona sea diferente a la hora de considerar que "está haciendo algo", pero ¿llega un punto en el que realmente no se hace nada?.¿Paramos el cerebro?.

Quieto como una estatua.

                  Ese mismo día había realizado una charla explicativa sobre la batería Nepsy-II (que pondré en un post más adelante) y había llegado a la parte de explicar una prueba especifica de 3-6 años que se llamaba la estatua. En ella, tenemos que pedir al pobre niño que se ponga de pie al lado de la mesa, ponga una mano sobre la mesa y flexione el otro brazo como si sostuviera una bandera. Tal como veis en la imagen. De quedarse quieto 75 segundos, sin hablar ni abrir los ojos.

En esta postura 75 segundos con 3 años... imposible

             El objetivo de la prueba es comprobar el control del impulso, ya que durante ese tiempo hacemos varias cosas para distraer (soltar un bolígrafo, toser, dar un golpe en la mesa)... ero no es ese el motivo de que os comente la prueba. El motivo es observar como a los 10 segundos, el niño comienza a balancearse, a temblar en muchos casos, a costarle mantener los ojos cerrados. Y eso lo interpreto como una dependencia absoluta del medio externo. Una necesidad, por parte del cerebro, de tener siempre contacto a través de los sentidos con el mundo (con cierta primacía, a nivel consciente, del sentido de la vida). Conforme avanza la maduración, la tarea no supone dificultad (acabo de probarlo yo mismo) pero lo cierto es que si nos pusieran un pet, lo que tendríamos activada es la red por defecto: "estamos mirando hacia dentro".

¡¡Sácame de mi mismo!!

         La síntesis es atar cabos, y es bueno tener mucha memoria para tener más cabos sueltos que atar. Hace dos semanas salía esta noticia sobre una investigación que proponía algo parecido. "No hacer nada", sólo quedarse pensando. En este caso, el tratar de que personas adultas se queden paradas sin hacer nada provocaba situaciones de cierta angustia y desagrado. A estas edades tenemos control inhibitorio (o deberíamos) así que podemos estar haciéndolo horas si hace falta, pero no es agradable, parece que no gusta.


Yo no digo que estar privado sensorialmente sea malo (a veces es mejor no ver y oír ciertas cosas), pero el cerebro no lo toma como algo divertido.

        Lo cierto es que muchas veces se puede decir que nos ensimismamos en nuestro pensamiento, pero casi siempre es de una forma involuntaria, vas caminando por ejemplo al trabajo y entras en un momento "Mind Wanders", dejas vagar la mente y fuera. Pero, claro, ahí estas haciendo algo que es automático, mientras dejas tu mente volar. Pero en este caso, lo que se obligaba era tener esos "mind Wanders", sin otra actividad, y eso no gustaba. Es verdad que había estimulación, a diferencia del primer caso (no tenían los ojos cerrados), pero aún así, estar parado no le gusta a nuestro cerebro. Tampoco parece que le guste que le obliguen a pensar porque sí comenta el estudio, pues estos mismas situaciones de ensimismarnos nos pasan siempre, pero sólo en este caso de obligatoriedad se percibe como mala.

          En resumidas cuentas, nuestro primer punto es: El cerebro no quiere estar parado. Algunos dirán que cuando duerme lo está, pero lo cierto es que aunque se enlentecen los ritmos y aparecen ondas diferentes, el cerebro dormido también esta funcionando, y más aún en la fase de sueño paradójico (REM) donde más vividos y fáciles de recodar son los sueños. Si no hay nada que hacer, el cerebro pide que le saquen de él mismo.

Puede parecer contradictorio, y pensarse que el cerebro cuando se duerme no hace nada. Pero realmente hace cosas y tiene actividad. No para, cambia su tipo de actividad.

Pues si no hay nada, me lo invento

        Volviendo a esa idea de la necesidad de contacto con el mundo a nivel perceptivo, toca hablar de la privación sensorial (que se conoce mayormente por ser la famosa tortura de Guantánamo, dicen las malas lenguas). Este paradigma de estudio ha mostrado algunos interesantes detalles sobre la afectación que para la salud mental supone cerrar al cerebro en si mismo. Privarle de la capacidad de contactar con el mundo (poca luz, o gafas traslucidas, guantes de cartón para limitar la sensación de tacto).

          Lo interesante es que las personas se vuelven locas. Esa es la definición que desde siempre se ha dado. Se les va la cabeza. Lo que refieren estas personas es que comienzan a tener visiones y alucinaciones auditivas, y mayoritariamente de tipo visual. Por muy oscura que este la habitación. Como pasaba en el ya comentado síndrome Charles Bonnet, donde personas que se habían quedado ciegas llegaban a tener visiones, la eliminación de estímulos visuales no supone que el cerebro se quede parado. De hecho, comienza a generar activaciones que interpreta como cosas que esta viendo, oyendo o sintiendo (depende de la zona activada). La diferencia entre esto y la mal llamada "locura" sería el percibir que estas imágenes no son reales, no deben estar ahí. Otra cosa o no es que resulte molesto o pesado, pues no se puede dirigir su contenido.


Eso de "Está en mi cabeza". Pues en el Síndrome Charles Bonnet, viene a ser una definición bastante clara.

¿Por qué somos así?

          Cuando nacemos, nuestra vista en borrosa. Comienza a acotumbrarse a ver el mundo poco a poco. Si nacemos ciegos, directamente, nos centramos en otros sentidos. Y hay periodos críticos para ello, si no se nos expone a ciertas cosas es que no van a ser relevantes en el mundo en el que vamos a desenvolvernos. Pero lo cierto es que el cerebro está acostumbrado a percibir continuamente. Y ese su objetivo, percibir el entorno y así poderse enfrentar a él con el máximo posible de garantías (adaptarse).

          Por ese motivo, la privación sensorial es tan dura: el cerebro no puede hacer su trabajo. El dejar vagar la mente en un fenómeno muy desconocido, y como hemos dicho antes, no es lo mismo cuando nos obligamos (algo que se percibe como molesto) que cuando ocurre de manera involuntaria. Y eso seguramente se deba a que cuando ocurre de esta segunda manera es por cumplir una función importante (que repito, desconocemos aún). Cuando no cumple esa función  lo que importa es estar pendiente del entorno.

Siempre en marcha, por unos motivos y otros, en unos ritmos y otros, pero siempre en marcha.

              Sea como sea, parar el cerebro o no pensar en nada resulta casi imposible, ya que no es solo por el ritmo que nos marca la sociedad occidental (no pares, consume, consume!!), sino que el propio ritmo biológico nos lleva a ello. El cerebro no sabe estar desconectado del medio en el que se encuentra, durante el desarrollo como dije antes, porque sienta una bases. Después del desarrollo, porque pule conexiones y tratar de acercarse lo más posible al cumplimiento de sus metas biológicas inherentes (sobrevivir para reproducirse). Otra cosa diferente es lo que cada uno considere como "no hacer nada" (o lo que su cerebro considere). Ahí supongo que hay continuo, donde habrá cerebros que busquen más activación o menos. Pero rara vez un cerebro dejará de buscarla por si mismo. Un saludo.

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