miércoles, 6 de mayo de 2015

Entender lo que rehabilitas

- ¿Cómo se dice esta palabra? - dijo la directora del centro donde realizaba prácticas  mientras señalaba una imagen rectangular de una Manzana. El paciente volvió a mirar la tarjeta y comenzó el laborioso proceso de tratar de colocar su boca para emitir el sonido, estuvo cerca de desistir, pero aún así se lanzó.

- Mon....zo.....no - dijo con evidente esfuerzo. Me di cuenta de que yo no había podido evitar subvocalizar la palabra, el propio paciente había buscado mis labios para guiarse un poco en el proceso de pronunciar esa palabra.

- ¡Casi! - dijo la directora - es con la "A". Mira, así -. Trató de dirigir la mirada del paciente hacía su boca, abierta de par en par, mientras hacía ponía dos dedos de la mano apuntando hacia el suelo como si fuera una A. En ese momento, cogió una A de madera y se la dio al paciente para que la tocara. El proceso parecía que se había repetido varias veces con anterioridad.

- Mira Aarón - me dijo ella - dale la letra, que la toque, incluso si hace falta que se la meta en la boca - dijo. Lo que teníamos delante era un paciente con una afasia de tipo motor, con una tremenda dificultad para articular palabras, y por desgracia, cuando intentaba decir ciertas letras, o bien no salía nada, o salía cualquier cosa. Había sufrido un Ictus en el hemisferio izquierdo y eso había provocado un daño en las áreas responsables del lenguaje, más exactamente en las zonas que regían la articulación (al margen de provocar cierta hemiplejia en el lado derecho del cuerpo).

          Por hacer una resumen del tratamiento, se estaba tratando de que el paciente al ver la letra, relacionara el sonido asociado a la misma y a su vez, con la posición que su boca debía tener para producirla, de ahí que casi siempre se necesitara un espejo en el tratamiento. Lo que teníamos delante era una especie de compensación: Si el área del lenguaje no me decía como emitir la palabra, que la memoria me ayudara, pero... ¿Por qué tocar la letra?¿Por qué metérsela en la boca?. Lo que voy a tratar de comentar hoy gira en torno a esa que siempre planteo: Si conocemos como funciona el cerebro, sabremos de que manera curarlo mejor cuando falla.

Creando imágenes

                    Siempre que hablamos de la palabra imagen pensamos automáticamente en algo visual. Es fruto sin duda del lugar privilegiado que tiene la visión para nosotros, formando imágenes visuales del entorno que nos permiten relacionarnos con él de forma efectiva. Pero en realidad, las imágenes son realmente representaciones del entorno que son producidas por nuestros sentidos, de manera que tenemos "imágenes" visuales, tácticas, auditivas... aun seguramente menos imperantes que las visuales. No en vano, en otras especies existen mecanismos sensoriales que permiten formar imágenes más potentes que las nuestras. El ejemplo que me viene a la cabeza son las vibrisas.

                    No en vano, Damasio hace mucho hincapié en la importancia de la creación de imágenes del propio cuerpo (repito, no visuales, sino por otras vías sensitivas) que permiten que tengamos una representación del propio cuerpo (propiocepción) y una idea de su estado de manera continuada. Esta idea se mantiene en un segundo plano hasta que algo altera el estado esperable (un coche, un corte, un insecto que se posa), llamando la atención del resto de sistema cognitivo que nota que algo pasa. Esa es la base de la conciencia de uno mismo según Damasio, y para esa conciencia, actúan muchos y diferentes tipos de imágenes, a veces, de forma paralela (hay una imagen visual y táctil por ejemplo para algunos objetos). Sigamos por ahí.
 
La idea que me viene a la cabeza es un ecualizador. Esta sería una presentación visual del sonido en función de algunas de sus virtudes. Sin embargo, algo parecido se forma en nuestro cerebro como imagen auditiva, con una serie de cualidades organizadas hasta los diferentes sonidos.

                    Existe un déficit bastante curioso que es la Agnosia aperceptiva. En esta tipo de alteración perceptiva, la persona es incapaz de decirnos el nombre del objeto que tiene delante (pongamos una taza). ya que no lo percibe visualmente de manera correcta. Sin embargo, una forma rápida de lograr que el sujeto reconozca el objeto consiste en ponérselo en la mano. En seguida, la imagen somatosensorial  se forma sin problema y es comparada con toda aquella información de la que se dispone ("mmm esto tiene forma de asa... ¡Es un asa! entonces debe ser una taza"). Esto lo que nos plantea es la idea de que se puede llegar a algo a través de diferentes modalidades sensoriales. No es nada nuevo.

Las semántica de la imagen

                      Este último ejemplo de la agnosia apercetiva nos muestra una desconexión de un sistema perceptivo por daño cortical. Es decir, el ojo está bien, pero su corteza visual primaria  no lo está, no forma la imagen correctamente, y por tanto, no hay manera de reconocer el objeto. Como las áreas sensoriales primarias si han podido crear la imagen de manera correcta, esta puede comprarse con la experiencia y otros almacenes. Es lo que se podría llamar una desconexión, y lógica al fin y al cabo. Lo curioso es cuando si se forma la imagen y sin embargo, no se accede a ciertas propiedades. Vamos a ello.

                       Existe una agnosia visual de tipo asociativo,. En este tipo de agnosia el sujeto sigue sin decirnos como se llama la taza, pero sin embargo, nos la puede describir perfectamente, la puede emparejar con otra perfectamente, la puede hasta dibujar. Pero no sabe lo que es. Eso nos lleva a la idea de que la imagen visual se ha creado, pero algo debe andar roto por ahí para no llegar al significado. Curiosamente, si de nuevo ponemos la taza en la mano de este tipo de pacientes, no hay ningún problema en reconocer el objeto, propiedades y uso. ¿Qué esta fallando?: La conexión con la semántica, la asociación con el significado. Pongamos otro ejemplo.
 
En esta imagen se observa como se llega a la información semántica desde dos vías, visual y auditiva, y como una de ellas puede verse rota como en el caso del paciente que os he comentado. Oye la palabra y no sabe que significa, pero según ve el objeto sabe su uso y para que vale sin ningún problema.

                   Un caso muy curioso (del que ya hablaremos algún día), lo teníamos en un paciente que no tenía manera de entender el significado de las palabras (¿saltar?¿Qué es saltar?) por lo que mostraba bastante dificultad para trabajar con el material verbal. Sin embargo, cuando en vez de palabras escritas u oídas usábamos imágenes visuales, no había ningún problema en trabajar. El test más indicado para ahondar en estas diferencias es el pirámides y palmeras, del que tenéis una imagen aquí abajo. Y nos lleva a una idea sobre la que gira este post: Se puede llegar a un mismo sitio (información lo que queráis llamar) del cerebro a través de diferentes vías. O lo que es lo mismo, se puede ayudar a llegar a cierto sitio, usando más vías de las habituales.
 
Un ejemplo de dos láminas del "pirámides y palmeras". La primera buscaría encontrar la capacidad de hallar la semántica del objeto por vía visual, presentado figuras y la segunda a través de la presentación de palabras

¿Qué es esto? VS ¿Qué tienes en la mano?.

             Con esta idea, sabiendo que el cerebro procesa los estímulos de diferentes formas, y que además, todas ellas están conectadas con los diferentes sistemas de información de manera separada, podemos hipotetizar que trabajar a través de diferentes modalidades puede ayudar a llegar a aquello que queremos o bien para que una asociación sea aun más fuerte.

             Un ejemplo interesante es el que plantea Daniel Levitin, un neurocientifico que ha ahondado bastante en la relación entre música y cerebro. ¿No os parece curioso de que se recuerden tan bien las letras de las canciones y durante tanto tiempo?. Según nos indica este neurocientífico, el procesamiento de la música es a través de múltiples dimensiones, como son el ritmo, el tono, la melodía, lo que refuerza la codificación de la información, pero también la propia recuperación (en especial por las rimas). Bien, Sabiendo estas ideas, ¿de qué forma podemos ayudar a alguien que no puede hablar a que le resulta más fácil denominar algo, o tener acceso a la palabra, o a la posición de la boca?. Pues por ejemplo, utilizando objetos reales y no tarjetas, como podéis ver en la imagen de abajo.

 Puedes tocar los objetos, sentir si están fríos o calientes, tocar hasta las letras que componen su nombre. Todo para que se creen más lazos entre esa palabra que no se dice y el cerebro, para poder volver a sacarla.
 
                  No solo se trata de mirar el objeto, sino también de tratar de interactuar con él. Cogerlo, usarlo, manipularlo. En muchos casos pidiendo la paciente que cierre los ojos y que a través del tacto trate de denominar el objeto, pero provocando una mayor relación con el en el proceso de elicitación de la palabra.

Incluso aunque tengamos una mano con la sensibilidad reducida o con dificultades del movimiento, se debe tratar de usar para interactuar con el movimiento.
 
                La idea es que aquella palabra que se dice, tiene una mayor probabilidad de ser repetida. Y la idea es que toda ayuda que haya para provocar que esa palabra salga, siempre será buena. Partiendo de que el cerebro lo procesa todo, cuanta más información le demos, más fácil será llegar al objetivo cuando hay un daño (en una ruta cualquiera). No sólo se trata de tocar el objeto, también tocar las letras cuando tratamos de ponerle sonido, crear imágenes (en diferentes modalidades que se asocien con ellas). Y yo siempre digo, sabiendo como funciona el cerebro, aprovechándonos de lo que cada día se va sabiendo sobre como funciona. Y cada día, se sabe mucho más.
 
PD: Supongo que esa idea de que no hay que parar de leer, de estudiar y de estar atento va unida a esta profesión, no queda más remedio si se quiere mejorar.


No hay comentarios: