martes, 26 de mayo de 2015

Yo me acredito, tú me acreditas, él me acredita...

Debería haber sabido más inglés. Es verdad que tenía cierta facilidad para leer, pero me era difícil seguir conversaciones, y no digamos entrar en ellas. Y en ese momento me hacía mucha falta. Dos peritos inglesas estaban sentadas delante mía, manteniendo una conversación bastante rápida con el hermano del paciente que con el que estaba trabajando. Podía entender cosas, pero por desgracia, estaba más fuera que dentro de la conversación. Pero estaba claro que tarde o temprano iban a preguntar mi opinión.

- Te ha preguntado que opinas tú - me dijo el hermano. Las miradas de todos, el paciente incluido, se posaron encima mía. Trate de organizar mis ideas para exponerlas, pero realmente estaba destinado a no pronunciar una sola palabra en inglés ese día.

- ¿Entonces eres neuropsicólogo? - me preguntó una de las perito, o eso alcance a entender. Bueno, yo trabajaba de neuropsicólogo, pero sin embargo a efectos legales, para estas peritos yo era un Support Worker (una figura que veo más afín a la terapia ocupacional), y a nivel de contrato... casi prefiero ni decir lo que ponía en mi contrato. Pero sí, era neuropsicólogo, ¡y a mucha honra!. Asentí con la cabeza.

- Curioso - dijo ella observándome - lo cierto es que la neuropsicología en España es muy joven, aún estáis empezando a andar - observó. Resumiendo, mi opinión iba a tener poco peso. Pensé intentar argumentar que realmente había ya un disciplina más que formada en España y bien asentada, pero lo cierto es que también pensaba en la idea de que en los hospitales no hay neuropsicólogos. O en la idea de que no los hay en la escuela (como bien apuntó J.A Portellano en la última conferencia suya que he visto). O en las ideas que ya comenté en el post del neuro-intrusismo (aquí). Era difícil rebatir esa idea hace cuatro o 5 años. Incluso ahora.. Es una disciplina joven en España, más aún cuando aún se está debatiendo sobre cómo acreditarse en este país como Neuropsicólogo. Y supongo, que yo también tengo mi opinión al respecto.

¿Por qué una acreditación?



                Debemos entender la acreditación como un documento o certificado que muestra que la persona que lo posee las facultades necesarias para desempeñar una tarea. Hasta aquí, es algo lógico. Si ya existiera una acreditación nos evitaríamos algunos bochornosos episodios donde personas sin la cualificación adecuada, pero con mucha autoestima, se lanzan sin tener en cuenta sus limitaciones (Llamémoslo S. Dunning-Kruger) pudiendo provocar efectos negativos para nuestra disciplina (se suelen recordar más las cosas malas que las buenas, por desgracia). Sí, acreditación sí.

             Sin embargo, el hecho de que haga falta una acreditación puede implicar una falta de confianza hacía la formación de nuestro país. Con esto me refiero: Si hago un master en Neuropsicología Clínica, que me "capacita" como neuropsícologo clínico, ¿Por qué encima tengo que acreditarme?. Eso lleva a la idea de que lo mismo, no todos los masters capacitan o no todos los cursos son válidos. Vale, empezamos mal, hay cursos que no valen para lo que dicen que valen (y no son baratos) en nuestra disciplina.
La formación sería uno de los puntos claves para acreditarse, y lo que se acepta o no uno de los principales debates para definir la acreditación.

           Esta idea me recuerda mucho a la idea del psicólogo general sanitario. Después de cursar una carrera, y alguien que otro master, resulta que sale una nueva ley que impone estar en posesión de un nuevo certificado: Psicólogo General Sanitario con dos opciones para obtenerlo,  estar trabajando ya de psicólogo (en un país con 50% de paro joven) o tener que cursar otro master (que es tan necesario que aún no se sabe ni el contenido). Aceptar la necesidad de cursar un nuevo master, es aceptar que la carrera (o el grado) de psicología, no sirve para absolutamente. Es como decir que yo con ese título y, pongamos, un ingeniero agrónomo, estamos igual de capacitados para ejercer de psicólogos. Cero.

        Y he aquí el primer punto al que voy: Una acreditación en neuropsicología es necesaria, sin dudarlo lo digo. Pero una acreditación no puede ser el parche que se pone porque exista una formación deficiente. Sería bastante más lógico poner el foco en lo que se enseña (y cómo se enseña) que en el que se está formando.

¿Qué necesito para acreditarme?

        Sigo manteniendo (aunque creo que quien siga leyendo no me va a creer) que estoy muy de acuerdo en la necesidad de una Acreditación en Neuropsicología. Principalmente, no llevo bien que haya gente que sin estar formada en funciones cognitivas o que por haber hecho un cursillo presencial de 2 horas le ponga la etiqueta "neuro" a su especialidad ("neurologopeda, neuroterapueta, neurobanquero...). La acreditación servirá sin duda para asegurar que quien dice ser Neuropsicólogo tenga la experiencia y formación necesaria... ¿Pero cuál es la experiencia y formación necesaria?.

         Yo no soy quien para poner unos criterios, evidentemente. Y es igual de evidente que cuanto más de todo, mejor. ¿Pero cuál es el punto de corte?. Ese es el segundo punto que me parece complejo, la falta de correlación entre lo que el mercado formativo ofrece y lo que una acreditación puede pedir. Os pongo otro ejemplo muy al orden del día estos años. Una oferta de trabajo de Infojobs.

Una buena forma de sondear el estado del mercado de trabajo... podemos ver si hay más demanda u oferta de empleo sólo viendo las barbaridades que algunas empresas piden para un contrato de dos horas al mes.

            Si ya resulta difícil encontrar una oferta de trabajo cuando se tienen 25 años,  lo que termina a uno de hundirle son los requisitos para optar al puesto (no voy a hablar de las condiciones que ofrece la empresa, que no quiero provocar lágrimas entre los lectores). Edad entre 20-30 (posible), tener dos idiomas (pudiera yo haber dedicado mis tardes a estudiarlos, vale), tener carrera y master (echando cuenta hasta los 24 es difícil tener todo eso, y no se pueden estudiar a la vez) y tener mínimo 5 o más años de experiencia laboral en el puesto (milagro) demostrable (en el país de los contratos en negro). Bien, esas son las condiciones perfectas que pide la empresa, pero tendrá que conformarse con lo que el mercado genere claro está. Sin embargo, una acreditación no tiene que conformarse, porque no te necesita.

            Si, pongamos, la media de horas de práctica de un master son 200 horas... y la acreditación pide que se tengan 1000... ¿Cuántos master tengo que hacer para acreditarme?. ¿Cómo voy a sacar más horas de experiencia si nadie me va a querer por no estar acreditado?. Esto es un desfase entre las condiciones ideales y las condiciones reales que, de nuevo, ofrece la formación en neuropsicología en nuestro País. Y este desfase de nuevo lo paga el mismo. La persona que se está formando, porque de nuevo, la formación es relativamente deficitaria en nuestro país.

           Así que resumo el segundo punto que me preocupa: Que la acreditación sea un cuello de botella tan estrecho que solo unos pocos "elegidos" (principalmente a nivel económico) puedan pasarlo. Se puede decir "bueno, el cuello es cómo tiene que ser y menos sería menospreciar la profesión". Pero si la formación que tenemos no da para más, al menos aceptemos los profesionales que formamos y en las condiciones en que los formamos.


Algunos entrarán, otros no. Los que no, lamentamos decir que no podéis ejercer lo que habéis estudiado.
¿Quién debe acreditar?**En estas cosas me pierdo como para tener formada una opinión, pero no creo que seamos los primeros en este País que hayamos pedido una acreditación.

¿A qué me lleva todo esto?

            Al observar el panorama nacional la cosa es un poco caótica. Existen colegios que ya acreditan, existen otros que no parecen contentos y conformes con que se acredite... existen criterios diferentes para acreditar según donde mires. Me parece relativamente curioso tanta disparidad cuando estamos hablando de lo mismo. De una misma disciplina. ¿Será que no tenemos claramente definidos nuestros límites?¿Será que realmente hay subdivisiones dentro de la neuropsicología que son las que provocan que no nos pongamos de acuerdo en criterios de acreditación?. ¿Serán egos?. Si no somos capaces de ponernos de acuerdo entre profesionales de una misma rama (sección, área... cosa), ¿Cómo podemos querer que se nos tome en serio desde fuera?.

            Pero no me quiero meter por ese camino, que tiene espinas. Lo único que realmente me preocupa (y supongo que le preocupara a la gente que se encuentra en mi rango de edad) es si con mi experiencia laboral empañada por contratos nefastos, mi experiencia académica empañada por algún que otro docente nefasto y mi experiencia práctica empañada por las limitaciones económicas voy a poder lograr acreditarme. Y eso sólo va a depender de si los criterios son realistas con las opciones formativas/laborales/prácticas que hay en España o idealistas. Para eso sería necesario que las personas que barajen los criterios, miren un poco hacia atrás y vean que formación poseían cuando estaban en el ecuador de la veintena de años. Cuando también estaban aprendiendo. Por que la neuropsicología en España no ha crecido tan rápido como ellos: Aun sigue siendo, en efecto, Joven. ¿Qué opináis?.

PD: Conste en acta, que es una crítica que refleja los miedos de compañeros con los que he ido hablando del tema. Unos miedos que sólo me comenta la gente que está en proceso de formación... si es que en la neuropsicología se puede dejar en proceso de formación en algún momento.







No hay comentarios: