Sábado por la tarde. Conforme voy pasando las diapositivas de una charla sobre rehabilitación de la memoria, las dudas que me plantean los alumnos se unen a las dudas que yo mismo me planteo a veces cuando me enfrento ante un paciente con el que se ha de trabajar la memoria. Pero eso es bonito, que te planteen dudas, que te hagan pensar.
- ¿Y de verdad enseñarías esa técnica a un niño? - me planteó desde su asiento una de las alumnas habituales de los cursos - Yo lo veo un lío -. Y realmente lo era, el método LOCI, esa estrategia de asociar lo que se quiere memorizar con lugares. Un método que se usa para memorizar barajas de cartas en concursos internacionales... pero ¿era de verdad útil para un niño?. Ante mi se esperaba una respuesta.
- Pues... - comencé a decir - si os digo la verdad, solo os estoy enseñando estrategias, pero no todas son igual de recomendables para cada uno. Lo malo de exponer como se rehabilita una función cognitiva, así en frío, es que nos olvidamos de que hay una persona con un cerebro diferente y un daño diferente que le hace único -. Otra alumna en seguida comenzó a formular otra pregunta.
- ¿Pero que utilidad tiene eso para la vida diaria? No es aplicable -. Y tenía toda la razón, siempre el problema de la generalización y del transfer. El problema de que lo que se trate en consulta llegue a donde tiene que llegar. A la vida real. Supongo que darle respuesta, es un buen motivo para volver a escribir en este olvidado blog.
Cómo usar una función cognitiva
Mi manía por tratar de categorizar todo, tras ese seminario, me llevó a pensar que existen tres dimensiones importantes para trabajar la memoria, y que todas de forma conjunta, podrían ser interesantes. La primera de esas, como bien dice el epígrafe, nos centraría en trabajar cómo se usa la memoria.
Esta claro que las cosas que se codifican de manera más profunda, o con ciertas estrategias (conocidas como nemotécnicas) permiten que sea más fácil recuperar la información, y que esa se consolide para poder se recuperada tras un intervalo largo de tiempo. Este tipo de estrategias, como el caso de las autoinstrucciones que ya comenté antes, nos ayuda a saber como facilitar la memorización de las cosas. En el caso de los niños, que tienen una dismnesia (entendida como un desarrollo más lento de la función mnésica) el no alcanzar la capacidad de usar estrategias como la repetición (7 años) la categorización (10 años) o la elaboración (adolescencia) puede suplirse con la ayuda de un adulto que enseñe esas estrategias. Difícil no establecer paralelismos entre la Zona de Desarrollo Próximo de Vygotsky y la estimulación cognitiva. Aunque algunos se olviden.
Por ello, estrategias como asociar pares, asociar colores, asociar objetos, usar acrónimos, encadenar las primeras sílabas, pueden ser una estrategia que ayuden a mejorar el rendimiento en una prueba. Un ejemplo os lo pongo aquí abajo, con unos post it y varios colores.
La dificultad para memorizar 4 palabras que tenía esta paciente era dura. así que asocié cada palabra con un color. Le pedía que los ordenara y cada vez que colocaba un color con su palabra, detrás del post de la palabra, teníamos el color al que lo habíamos asociado para que comprobara si había acertado o no. Así, formando frases que dijeran "el gato es verde", escribiéndolas. Se logro codificar las 4 palabras y la asociación, ya que tenía múltiples formas de recuperar lo que ya había memorizado. Pura estrategia.
Fortalecer una función
Pero eso seguiría sin responder esa pregunta inicial de como generalizo. Pero no por eso hemos de desdeñar este tipo de ejercicios. Porque aquellas funciones cognitivas que se usan, se fortalecen. O dicho de otra manera, las neuronas se vuelven más eficientes con cada activación que se producen, necesitando menos excitación para provocar la activación de la sinapsis, y generando cambios estructurales (en las dendritas) a largo plazo, que provocan ese famoso "aumento" del cerebro que tanto está de moda. Y eso, se logra con ejercicios de estimulación, cuando esta es persistente y está bien orientada, claro.
Unas tazas y unas bolas de corcho. Y esconder un par de pelotas debajo de las tazas, pidiendo a la persona que recuerde su ubicación. Y hacer una vez a los dos minutos, o a la media hora, según queramos trabajar más o menos el largo plazo. Darle o no claves con las letras. Pero al final, trabajando que mantenga el recuerdo de una localización de un objeto.
Por eso, trabajar memorizando objetos, tarjetas, localizaciones en un papel, asociar caras a nombres, a eventos, organizar fechas de memoria... todas esas cosas, están poniendo en juego la función mnesica, y según como las variemos, estaremos actuando sobre esa memoria a corto o largo plazo, o sobre esos almacenes declarativos o episódicos. Así pues, en la mano del neuropsicólogo (o con el debido conocimiento sobre la cognición) está el saber manipular esos detalles para estimular lo que sea desea. Ese fortalecimiento será importante, pero el problema sería que de nuevo, no explicamos si ese fortalecimiento puede o no llegar a generalizarse.
Extender una función
Y en este punto, toca innovar. Es lógico pensar que solo por mejorar una función, ya sea dando pautas de uso, como fortaleciéndola, puede no tener impacto real sobre la vida diaria. Por eso, es interesante ir comenzando a orientar los ejercicios a situaciones reales, o al menos lo más cercanas a la realidad. Y eso muchas veces no puede hacerse sentado.
Como cada paciente tiene sus diferencias, sólo puedo contaros lo que hice en el caso de una mujer que presenta gran alteración en la memoria, exactamente en la recuperación (con esas problemas en el reconocimiento), y en la recuperación de hecho que acaban de ocurrir concretamente. No se trató solo en su momento de enseñarle estrategias para codificar mejor, o de tratar que cada vez pudiera memorizar más palabras. Se trataba de que en su casa, pudiera recordar donde había dejado cada cosa. Y eso es lo que se simuló.
La pelotita guardada en un armario, o en un cajón del despacho, o en el bolsillo de su chaqueta (como hice la última vez) de forma que es un objeto en un lugar concreto del entorno, teniendo que recordar donde lo hemos dejado)
O la pelotita guardada en una planta, donde claves como "verde" pueden ayudar a recordar el sitio. También se puede empezar por pintar un número en esa pelotita, para tratar de guardar una secuencia de información.
Realizando, a través de todo mi centro de trabajo un paseo, colocando una pelotita en diferentes sitios, acompañado de la persona, ayudándole con estrategias a que codifique mejor el sitio, a que utilice todos los detalles posibles para memorizar dónde se habían colocado las pelotitas. Uniendo la verbalización (diga en voz alta donde está), el acto motor (nos movemos, y también los escribimos), con la imaginación (intenta recordar donde estaba)... todo para que se la información entre mejor, todo para que después, delante nuestra, una persona pueda recuperar todas las pelotas que has ido colocando, como quien recoge las llaves, la cartera, el dinero y los papeles de turno, cuando tiene que salir de casa. Tal vez algo así, si pueda concebirse como "más aplicado" al día a día. ¿Qué os parece?. Un saludo!
1 comentario:
Gracias Aaron por compartir con todos nosotros tus inquietudes, tu aprendizaje y tus conocimientos.
Estoy contigo en todo lo que has dicho, por ello me ayuda mucho leerte.
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